Aunque hoy en día da la impresión de que el sexo
es siempre placentero, lamentablemente no es así: existen muchos tipos de disfunciones por las cuales puede haber dolor o
falta de placer en las relaciones sexuales.
Es más,
suele creerse que este tipo de problemas
son debidos a trastornos psicológicos, pero no siempre es así, sino que
muchas veces hay componentes físicos y
factores de otras enfermedades. Por ejemplo, hay enfermedades como la diabetes,
tiroides, endometriosis,…que pueden a largo plazo crear problemas sexuales.
Además, el uso de antibióticos, antidepresivos,…también pueden favorecer este
tipo de problemas.
Las que se detallan a continuación son aquellas
debidas a problemas físicos como son
los derivados por problemas de los
músculos del suelo pélvicos: la anorgasmia, vaginismo o dispareunia son más
frecuentes de lo que pensamos en las mujeres, lo que ocurre es que son
problemas que suelen estar “escondidos” por ser tema tabú.
La buena noticia es que pueden ser tratadas, por
lo que es importante ponerse en contacto con un médico para que te remita a un
especialista si es tu caso. Antes de empezar a detallarlas, debo de
explicarte que el cuerpo y la mente van tan unidos que muchas veces no es fácil
tratar solo una parte, sino que conviene tratar ambas: por eso siempre es
importante tratar los problemas con un equipo multidisciplinar, que incluya las
disfunciones físicas (con un fisioterapeuta especializado en fisiosexología) pero
también abordar el problema psicológico.
-Anorgasmia: disminución o ausencia de sensibilidad en las relaciones
(en coito). Si la causa no es psicológica, puede haberse producido esta falta
de sensibilidad por problemas en el parto (obstétricos), menopausia,
fibromialgia, amputación del clítoris o histerectomía.
El trabajo que se puede hacer para mejorar la
sensibilidad es lo que se llama propiocepción:
mejorar la percepción a través de estímulos. Para ello, se pueden usar
masajeadores, ejercicios para fortalecer el suelo pélvico (por medio de
biofeedback, ejercicios de kegel http://saludpelvica.com/kegel-guia-basica/, fortalecer la pelvis en general (abdomen,…).
-Vaginismo: se trata de un espasmo involuntario en los músculos
del suelo pélvico que provocan que sea doloroso o impracticable del coito
en la vagina. Estos espasmos no son otra cosa que contracciones musculares
involuntarias e inadecuadas. Pueden tener un origen psicológico, pero también
puede existir algún problema pélvico: sacro,..
El tratamiento sería similar a un espasmo en
otra zona del cuerpo (imagina que es similar tener una torticolis): se realizan
ejercicios de relajación muscular. Estos ejercicios perineales suelen incluir el
uso de dilatadores progresivos (aumento de tamaño a medida de que se gana
elasticidad en la zona), el uso de biofeedback (la paciente aprende a relajar
la musculatura por el uso de aparatos que le indican cuando está más tensa y
cuando más relajada). De esta manera se consiguen corregir contracciones
inadecuadas.
-Dispareunia: dolor persistente
asociado con la penetración vaginal o dolor tras la penetración.
Puede tener varias causas: por falta de lubricación, la vagina no se dilate lo
suficiente, que exista un prolapso (http://saludpelvica.com/prolapso/)… El tratamiento puede ser combinado de fármacos con la fisioterapia.
Para volver a tener la musculatura elástica, se
usan masajeadores, se realiza el masaje perineal…
-Hipersensibilidad: en casos de cicatrices
por desgarros o episiotomías tras el parto también es posible que haya una
sensibilidad alterada. Puede existir dolor al tacto.
Como ves, el trabajo de la musculatura
del suelo pélvico puede ayudarte a luchar contra determinados problemas, hoy
en día dispones de muchas ayudas para poder hacer cuidados en casa
Victoria Zamora
Fisioterapeuta y creadora de www.saludpelvica.com